Los Rafaelìtas son seres luminosos en un sentido casi literal. Sus
telas blancas están impolutas, a pesar de que se ocupan de los enfermos y los
heridos. Los colores de su Orden son el blanco y el plateado, y su símbolo es la mano abierta del
sanador. Las oscuras líneas de los símbolos de la Scriptura contrastan
manifiestamente con su intachable conducta.
Como el uso de las armas ocupa una parte casi
insignificante dentro del entrenamiento de los Rafaelitas, sólo unos pocos
llevan consigo armas de guerra. Únicamente los miembros de la Orden que
reivindican que los poderes de los Rafaelitas también tienen que servir para
ayudar a destruir a sus enemigos llevan armas consigo, no necesariamente para
usarlas, sino más bien para demostrar que están dispuestos a luchar para
preservar la sociedad Angélica.
Los Rafaelitas
están dispersos por toda Europa, algunos de ellos forman partes de hospitales,
bien sean de la iglesia o civiles; otros abren sus propias capillas en algún pueblo
donde aprovechan para predicar la palabra del Señor mientras sanan a los
enfermos; los hay también que vagan de un lado a otro prestando sus servicios
cuando son requeridos y llevando consigo la bondad del Señor.
A pesar de su
labor bondadosa, corren rumores en algunos círculos de que hay grupos de
Rafaelitas llevando a cabo experimentos para descubrir como usar sus poderes
para hacer enfermar o conseguir matar a sus enemigos. Aunque es cierto que hay
Rafaelitas más belicistas, los preceptos de la orden prohíben el uso directo de
los poderes del Señor, es más probable que sea una fanfarronada. O quizás no.